Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12 (DHH)
Crecí en un pueblo pequeño, y como yo era el hijo del predicador, a menudo me molestaban. Nuestra familia con frecuencia tenía problemas para hacer que el dinero alcanzara, y debido a estos factores, comencé a desarrollar la creencia errónea de que los cristianos son de segunda clase o no tan buenos como todos los demás.
Por supuesto, esta creencia no estaba basada en la verdad, así que necesitaba estudiar la Palabra de Dios y permitir que su verdad desafiara las creencias erróneas que me estaban frenando. De hecho, ¡todos necesitamos de la Palabra de Dios por la misma razón, porque todos tenemos creencias erróneas!
El versículo de hoy dice que la Palabra de Dios juzga, pero ¿qué juzga en nuestros corazones? Juzgar significa discernir o decidir qué es verdad y qué no, por lo que la Palabra de Dios hace dos cosas.
En primer lugar, nos ayuda a erradicar las creencias erróneas (usted no es estúpido, bajo, feo o la oveja negra de la familia, por ejemplo). En segundo lugar, reemplaza esas mentiras con la verdad sobre quién es usted en realidad (amado, aceptado, perdonado), a quién pertenece como creyente (un Dios increíblemente amoroso), y el inmenso amor y las promesas que Dios tiene para usted, que permanecen firmes e inquebrantables hoy como siempre.
En la medida en que la Palabra de Dios se plante en usted, las dudas y las falsas creencias que haya en su corazón son enfrentadas y reemplazadas. ¡Nunca deje de estudiar Su Palabra porque comenzará a ver que usted fue diseñado para salir victorioso y para levantarse en cada área de su vida!