Al momento, Jesús lo tomó de la mano y le dijo: —¡Qué poca fe tienes! ¿Por qué dudaste? Mateo 14:31 (DHH)
Como creyentes, debemos elegir nuestro enfoque cuidadosamente. Podemos elegir ser completamente sensibles a los sentidos (enfocados solo en lo que podemos ver, oír, tocar, oler y saborear), o podemos poner un mayor énfasis en una mentalidad espiritual, confiando en el Espíritu Santo y en la Palabra de Dios que hemos estudiado para ser dirigidos desde adentro.
En Mateo 14, encontramos una historia que demuestra lo que puede suceder cuando confiamos solo en nuestros sentidos. Los discípulos navegaban en medio de un lago tormentoso cuando de repente vieron una figura caminando hacia ellos en el agua. Al principio, pensaron que era un fantasma, pero cuando Jesús les habló, Pedro gritó: “Señor, si eres Tú, mándame que vaya a ti sobre el agua” (v. 28).
Ahora, esto es interesante, porque ocurrió un milagro increíble. Pedro caminó sobre el agua, ¡y no estamos hablando de un lago congelado! Pero, ¿qué pasó cuando el enfoque de Pedro cambió de Jesús a sus sentidos: los sonidos y las sensaciones del fuerte viento y las olas? Él comenzó a hundirse inmediatamente.
Nunca fuimos diseñados para permitir que nuestros sentidos conduzcan nuestras vidas. Fuimos diseñados para colocar a nuestro espíritu en posición de liderazgo, confiando en la dirección del Espíritu Santo. La capacidad de nuestra mente para percibir el mundo que nos rodea y pensar lógicamente fue diseñada para apoyar a nuestro hombre espiritual mientras vivimos en la presencia de Dios, estudiamos su Palabra y confiamos en su sabiduría.
La próxima vez que usted sienta que se está hundiendo, recuerde mantener su enfoque en el Señor Jesús, el único salvavidas verdadero, y no vacile. Él no lo decepcionará.