Les he dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y para que yo mismo esté en ellos. Juan 17:26 (DHH)
¿Alguna vez ha visto una película en la que alguien tuvo la sorpresa de su vida en una cita a ciegas porque la persona terminó siendo completamente diferente de lo que esperaba? Eso me recuerda lo que debe haber sido para los seguidores de Jesús cuando se dieron cuenta de que Él era el Mesías prometido, debieron haber dicho: “¡Wow, no es para NADA lo que esperábamos!”
En ese momento, los israelitas (especialmente los líderes religiosos) imaginaban a Dios lleno de justa ira, juicio y condenación, y estoy seguro de que esperaban que el Mesías también lo fuera. Ellos tenían la visión de que Él los guiaría a la batalla para derrocar a los romanos.
Jesús los sorprendió con su enfoque radicalmente diferente. En lugar de juicio y condenación, él estaba lleno de gracia y verdad (Juan 1:17), y mediante su ejemplo y enseñanzas, nos mostró cómo es realmente nuestro Padre Dios.
¡El amor, la aceptación y el perdón de Jesús fueron legendarios! Cuando pasó cerca de Zaqueo quien estaba en un árbol de sicómoro, en lugar de juzgar al recaudador de impuestos corrupto, se acercó a él y se invitó a su casa a almorzar (Lucas 19:1-10). Él no avergonzó a Zaqueo por su maldad. De hecho, Él ni siquiera lo mencionó.
Cuando su Padre Dios lo mira, no lo juzga ni lo condena. A través de Cristo, Él extiende Su amor incondicional, el perdón y la aceptación a su manera, así como el poder de tomar mejores decisiones. Abrace Su gracia; ¡esto puede cambiar su vida!