Me salvó de la fosa mortal, me libró de hundirme en el pantano. Afirmó mis pies sobre una roca; dio firmeza a mis pisadas. Salmo 40:2 (DHH)
¿Qué hace que las personas participen en un comportamiento autodestructivo?
Si bien se pueden involucrar muchos factores, la autoestima a menudo es la raíz del problema. Abusar de nuestro cuerpo con alcohol, drogas o alimentos, tomar riesgos fortuitos para nuestra seguridad, sabotear las relaciones, abandonar justo cuando las cosas empiezan a ir bien, todo esto puede ser señal de que no nos sentimos dignos de amor o éxito.
Otros signos de baja autoestima son la tendencia a mantener relaciones a corto plazo y superficiales, estar a la defensiva u ofenderse fácilmente. Cuando tenemos una imagen pobre de nosotros mismos, suponemos que no podemos ser amados, y es por eso que podemos aparentar lo que no somos, mantener las cosas superficiales, o reaccionar de forma exagerada, incluso a la crítica constructiva.
Esto es especialmente cierto si hemos vinculado nuestra autoestima a nuestro desempeño o a nuestra apariencia y alguien critica una de estas áreas.
Como podemos ver, la baja autoestima puede tener un efecto negativo en cada área de la vida. ¡La buena noticia es que podemos cambiar esto desarrollando una autoestima más sana fundada en lo que Dios dice que somos!
El versículo de hoy resume lo que sucede cuando comenzamos a acudir a Dios como nuestra fuente de autoestima y valor propio. Tratar de basar nuestro valor en cosas como la apariencia, los logros y las relaciones solo conduce a la desilusión, pero el Padre Dios quiere sacarlo del abismo de la desesperación, colocándolo en la base sólida de su amor y aceptación.
¡Es hora de salir de la montaña rusa emocional y comenzar a basar su autoestima en una base sólida como es el increíble amor que Dios le tiene!