Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos participan del mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo, llénenme de alegría viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito. Filipenses 2:1-2 (DHH)
Necesitamos estar conscientes de la presencia, el poder y la provisión de Dios en nuestras vidas para superar los problemas y los pensamientos negativos. Ayer comenzamos a hablar de cuatro maneras en que podemos entrenar nuestros corazones humanos para crecer en esta conciencia. Hoy hablemos de la segunda clave: Hermandad con el Espíritu Santo.
La clave para tener hermandad con el Espíritu Santo es simplemente ser más consciente de Su presencia. El Espíritu Santo puede guiarlo mientras usted pasa tiempo tranquilo con Él. Él puede darle una impresión o una sensación de paz con respecto a qué trabajo tomar, cómo solucionar un problema en una relación, a dónde llevar su negocio o qué significa una enseñanza de la Biblia.
Esta conciencia es poderosa. Recuerdo una vez que yo estaba detenido en una luz roja. Tenía un camión a mi izquierda, y necesitaba entrar al carril izquierdo. Tan pronto como la luz se puso verde, planeé ponerme por delante para pasarlo, pero en lugar de eso tuve un sentimiento dentro de mí de que debía “parar”. Cuando el camión comenzó a avanzar, otro semirremolque procedente de la izquierda chirrió a través de la intersección a aproximadamente 65 millas por hora. El camión a mi lado no había arrancado lo suficientemente rápido como para ser golpeado, pero si yo hubiera llevado a cabo mi plan original, me habrían desollado. ¡Yo estaba muy agradecido por la guía del Espíritu Santo en ese momento!
Desarrollar una conciencia del Espíritu Santo requiere práctica y pruebas, pero usted puede comenzar hoy. ¡Vale la pena porque no hay un mejor amigo que usted pueda tener!