Vuelvan verdaderamente al buen juicio, y no pequen, pues algunos de ustedes no conocen a Dios. 1 Corintios 15:34 (DHH)
El versículo de hoy está lleno de poder. Antes que nada, hablemos de la palabra pecado, que proviene de la palabra griega “hamartanó”. Significa “errar”. Cuando usted peca, se está perdiendo lo mejor de Dios.
Cuando nosotros, como creyentes erramos, eso no significa que estamos excluidos de ir al cielo. Si usted le entregó su vida a Jesucristo, usted tiene la naturaleza de Dios y ya es considerado un ciudadano del cielo. Usted seguirá haciendo cosas que están mal, y el pecado aún trae consecuencias terrenales, pero usted no es justificado teniendo un registro perfecto. Necesitamos despertar a la verdadera justicia, la rectitud que tenemos en Cristo lo cual es un don (Romanos 5:17).
¿Alguna vez ha usted tenido una gran pelea con alguien? Usted no desea tener una nueva conversación con esa persona porque usted piensa que no tiene su aceptación. Pasa lo mismo con Dios cuando pensamos que no somos aceptados por él. Lo evitamos porque creemos que está enojado con nosotros o va a señalar todos nuestros defectos.
En realidad, nosotros siempre podemos estar deseosos de tener un tiempo con nuestro Padre Dios porque SOMOS aceptados por Él en Cristo. Usted tiene Su amor, alegría, paz y perdón. ¡Despierte al hecho de que Él lo ama y se preocupa por usted! Si usted se deprime, se desanima y comienza a preguntarse si Dios le trae dolor y angustia para enseñarle algo, despiértese con rectitud y diga: “¡No! ¡Jesús tomó mi naturaleza de pecado en la cruz y Dios no tiene nada más que buenos planes para mi vida!