Él sana a los que tienen roto el corazón, y les venda las heridas. Salmo 147:3 (DHH)
¿Sus padres solían decir que lo amaban o que estaban orgullosos de usted?
Tal vez usted tenía padres que eran adictos o abusadores, o simplemente enfrentaban tanto dolor que no estaban preparados para darle lo que usted necesitaba. O tal vez sus padres, maestros, compañeros u otras personas influyentes en su vida regularmente lo criticaban y decían cosas negativas e hirientes sobre usted que todavía le molestan hoy.
Cuando crecemos de esta manera, puede ser difícil creer, al leer en la Biblia, que somos maravillosamente creados y amados tal como somos. Cuando alguien nos muestra amor, subconscientemente podemos desconfiar de esa persona y pensar que están fingiendo porque creemos que no podemos ser amados. Podemos tender a buscar pruebas de que no podemos ser amados dondequiera que vayamos, o podemos terminar en relaciones y situaciones desesperadas porque estamos buscando a alguien que finalmente nos dé el amor que hemos estado anhelando.
Por mucho que nos gustaría retroceder en el tiempo para corregir todos los errores que nos han causado, debemos comenzar el camino de dejar que el pasado se vaya y avanzar hacia la curación. Mientras usted continúa estudiando la Palabra de Dios para aprender sobre el amor que Él le tiene y sobre quién es usted realmente en Cristo y cómo pasa tiempo en Su presencia, Él comenzará a sanar su corazón roto.
La buena noticia es que, como creyentes, tenemos al increíble Espíritu Santo de Dios en nosotros, ¡y Él tiene el poder de guiarnos a toda verdad y a toda curación! No importa los errores que usted haya cometido, Dios es justo. Él es un Padre perfecto, y Él está en usted, ¡haciendo que todas las cosas sean nuevas!