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Leon FontaineEntregate

Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas, como peinados exagerados, joyas de oro o vestidos lujosos, sino en lo íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo. Esta belleza vale mucho delante de Dios. 1 Pedro 3:3-4 (DHH)

Como padres, a menudo nos vemos atrapados tratando de hacer todo lo posible para darles a nuestros hijos lo mejor. Los exponemos a todo tipo de actividades y situaciones sociales y cuidamos su dieta y salud. Les enseñamos buena moral y tratamos de darles el mejor sentido de autoestima que podemos, diciéndoles cuán especiales son y cuánto los amamos.

Si bien todas estas cosas son buenas, con frecuencia olvidamos un elemento que es crucial. Nosotros podemos decirles a nuestros hijos mil veces lo inteligentes, apuestos y especiales que son, pero no queremos que nuestros hijos adquieran su sentido de autoestima a partir de su inteligencia, apariencia o logros. Si hacemos esto, una falla puede hacerlos tambalear. Su autoestima debe estar enraizada en quiénes son en Cristo. Esa es la única base sólida sobre la cual se puede construir una gran confianza y autoestima.

De hecho, todos debemos entender nuestra identidad como miembros de la familia de Dios. Este conocimiento es mucho más importante que lo que usted hace, cómo se ve o lo que otros piensan de usted.

Nos enfocamos mucho en la parte externa de nuestras vidas, pero esta parte interna de nosotros es mucho más significativa. Necesitamos enseñar a los niños lo que Dios piensa de ellos. Ellos necesitan saber que Él los ama incondicionalmente, y que son especiales porque los creó de esa manera, no por lo que ellos hagan. Nunca ignore esta parte interna, su verdadera identidad, porque todos necesitamos saber quiénes somos realmente. ¡Somos valiosos y somos amados!