DESCUBRA SU NUEVO LUGAR

Leon FontaineEntregate

Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios.  Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también con él en su gloria. Romanos 8:16-17 (DHH)

Como creyentes, con demasiada frecuencia olvidamos quiénes somos.

Hace años, era común que los reyes y reinas gobernaran sobre una clase de personas a los que llamaban campesinos. La realeza y los campesinos vivían una calidad de vida muy diferente. Los campesinos enfrentaban pobreza, mientras que la realeza vivía con lujos, disfrutando de derechos y privilegios simplemente porque nacieron en la familia correcta. Crecieron siendo conscientes de su lugar en el reino y también de aquello sobre lo que tenían autoridad.

Imagínese si el hijo de un rey fuera tomado siendo bebé y criado en la casa de un campesino. Viviría en la pobreza, sin darse cuenta de su derecho de nacimiento y sin la educación sobre lo que era su derecho de nacimiento. La verdad es que eso es exactamente lo que muchos de nosotros vivimos hoy.

Con frecuencia caemos en la mentira de creer que tenemos que ganarnos la entrada a la familia de Dios, pero eso sería como este pequeño príncipe pensando que necesitaba ganarse sus derechos como miembro de la realeza. En realidad, él nació con esos derechos, así como usted y yo nacimos en la familia de Dios cuando dimos nuestras vidas a Cristo. Y como resultado, tenemos derechos en el reino de Dios. ¡Hemos heredado Sus promesas y tenemos autoridad gracias a Él!

Su trabajo no es ganar un lugar en la familia de Dios sino descubrir quién es usted en Cristo. Usted tendrá algunos hábitos para cambiar a lo largo del camino, pero eso no tiene nada que ver con su aceptación en la familia de Dios. Como un príncipe que creció como campesino, usted necesita darse cuenta de quién es en Cristo, qué autoridad, privilegio y provisión tiene, y entonces su vida puede comenzar a alinearse con su verdadera identidad.