Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder. Santiago 5:16 (DHH)
Como creyente, se le ha dado la autoridad de usar el nombre de Jesús. Su nombre tiene autoridad sobre la enfermedad, la pobreza, la discordia, y cada obra del diablo. Pero, ¿significa esto que podemos usar el nombre de Jesucristo para ordenar que las cosas cambien en las vidas de los demás?
Usted puede usar el nombre de Jesús con total autoridad y confianza cuando se trata de usted como persona porque se le ha dado toda autoridad cuando se trata de cuidar de usted y sus hijos pequeños. Cuando estamos orando por los demás, nuestras oraciones son poderosas, pero es un poco diferente. No tenemos autoridad sobre esa persona. El libre albedrío, la elección y la creencia entran en juego, pero eso no significa que nuestras oraciones no tengan sentido.
El versículo de hoy lo expresa de esta manera: nuestras oraciones hacen que haya un tremendo poder disponible.
En su casa, hay un gran poder disponible en forma de electricidad, pero ese poder permanece inactivo hasta que usted enchufa algo a una toma de corriente. Sus oraciones hacen que haya un tremendo poder disponible para aquellos por los que ora, pero ellos aún necesitan hacer su parte. Es por eso que es vital que también oremos para crecer en sabiduría y comprensión, para aprender a caminar en las promesas de Dios.
Nunca subestime el poder de orar por los demás en el nombre de Jesús. Puede parecer que nada está sucediendo al principio, pero recuerde que usted está haciendo que un tremendo poder esté disponible para aquellos por los que usted ora. ¡Cuando ellos estén listos, los efectos de esas oraciones entrarán en acción para iniciar un cambio milagroso!