Por eso Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres, para que, ante ese nombre concedido a Jesús, doblen todos las rodillas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses 2:9-11 (DHH)
¿Qué hace que el nombre de Jesús sea tan especial? Se trata de la autoridad que tenemos en Su nombre.
Digamos que usted conoce al propietario de un complejo cinco estrellas, y él lo ha invitado a quedarse con él durante una semana. Cuando usted llega, una nota en su habitación lo alienta a usar su nombre donde quiera que vaya mientras esté allí. “Cuando pida en el restaurante”, dice la nota, “solo deles mi nombre”. Si quiere ver entretenimiento, eche un vistazo a mi suite en el pent-house, para ser conducido por la ciudad o benefíciese de cualquier otro servicio que brindamos, solo mencione mi nombre, y tendrá pleno acceso”.
Como propietario del complejo, el nombre de su amigo tiene cierto poder. Como a usted se le ha otorgado permiso para usar su nombre en todo lo que necesite, usted se beneficia de ese poder.
Lo mismo es cierto para usted. A través de la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús, el Padre le dio un nombre sobre todo nombre y le dio “poder total”: toda autoridad en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra. Este poder y autoridad fluye a través del nombre del Señor Jesucristo, que Dios le ha dado para que usted lo use en su oración, en su adoración, en las diferentes circunstancias de la vida y para cualquier cosa que venga en su contra.
¡Le ha sido dado este nombre con el fin de que usted pueda usarlo y elevarse por encima de las circunstancias de la vida y caminar en victoria!