Se oyó entonces una voz del cielo, que decía: «Éste es mi Hijo amado, a quien he elegido.» Mateo 3:17 (DHH)
El Día de San Valentín tiene que ver con el amor, y hoy quiero recordarle que Dios lo ama.
¿Tiene usted que hacer algo para ganarse el amor de Dios? La mayoría respondería “No”, pero al mismo tiempo, inconscientemente tratamos de hacer cosas para hacer que Dios nos ame o bendiga más. Si nos damos cuenta de que no hemos orado en mucho tiempo o no hemos hecho nada bueno por nadie, podemos dudar en acercarnos a Dios con nuestras necesidades. Podemos pensar: “Bueno, no he hecho nada por Él últimamente”. ¿Por qué querría Él hacer algo por mí?
Tenemos que recordar que servimos a un Dios amoroso, y Él es nuestro Padre. Qué padre amoroso miraría a su pequeño bebé con un pañal sucio y diría: “¿Por qué debería cambiar tu pañal? No has hecho nada por mí últimamente”. Y qué loco sería si un padre le dijera a su hija: “Te amo, cariño”, y ella respondiera: “Oh, tú no puedes amarme porque no recogí mis juguetes, no arreglé mi cama y le grité a mi hermano”. Sin embargo, así es como a veces nos comportamos con nuestro Padre Dios.
Dios siempre está listo y dispuesto a derramar Su amor y bendiciones sobre usted. Solo piense en lo que le dijo a Jesús en el versículo de hoy. ¿Le dijo Dios a Jesús que estaba complacido con él después de sanar a un hombre ciego o resucitar a alguien de entre los muertos? ¡No! ¡Él le dijo esto a Jesús antes de que su ministerio siquiera hubiera comenzado!
En este Día de San Valentín, recuerde que Dios no lo ama por lo que usted haya hecho, sino porque usted es Su hijo, ¡Él es su padre celestial y él lo hizo!