Tú desprecias la inagotable bondad, tolerancia y paciencia de Dios, sin darte cuenta de que es precisamente su bondad la que te está llevando a convertirte a él. Romanos 2:4 (DHH)
Es posible que usted haya escuchado esto antes: “¡Dios es bueno, todo el tiempo!” Pero, ¿cómo sabemos que esto es verdad?
Varios versículos de la Biblia nos muestran la bondad de Dios, incluido este donde Jesús dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Jesús estaba diciendo que Él modeló la naturaleza de Dios para nosotros.
¿Jesús alguna vez puso enfermedad en las personas, o les quitó la enfermedad? ¿Él condenó y castigó a la gente, o los aceptó y los acogió? ¿Hizo que la gente muriera o los resucitó de entre los muertos? ¿Causó la ruina financiera o cuando Pedro necesitó pagar sus impuestos, lo dirigió Jesús a pescar un pez que tenía una moneda de oro en la boca, lo que proporcionó más que suficiente para pagar esos impuestos? Jesús es nuestro ejemplo de cómo es Dios, así que tenemos que deshacernos de nuestras formas antiguas, legalistas y religiosas de mirar a Dios.
Romanos 2:4 proporciona más pruebas. Dice que es la bondad de Dios lo que lleva a un hombre al arrepentimiento.
Antes que nada, necesitamos aclarar la palabra “arrepentimiento”. A menudo suponemos que implica sentirse mal por lo que hemos hecho, pero simplemente significa que hemos decidido dar un giro de 180 grados. No se trata de culpa; se trata de elegir una dirección diferente.
Cuando las personas vienen a Cristo, lo que importa es el cambio: la decisión de seguir a Cristo. ¿Y qué lleva a las personas a esta decisión? ¡El versículo de hoy dice que es la bondad de Dios!
Es la bondad de Dios lo que nos atrae, ¡y ÉL ES BUENO, todo el tiempo!