De esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo. Donde hay amor no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente. 1 Juan 4:17-18 (DHH)
¿Alguna vez usted evita a Dios?
A veces yo solía pensar que Dios estaba descontento con que yo no estuviera a la altura de sus expectativas, así que evitaba pasar tiempo con él. Finalmente, me di cuenta de que Él no me condenaba; era sólo mi propia conciencia. Es natural sentirse culpable cuando usted ha hecho cosas malas, pero yo estaba permitiendo vergüenza y condenación, que no son de Dios.
La vergüenza hace que usted se sienta imperfecto en su ser, lo hace sentir sin esperanza, como si hubiera algo malo en usted o que usted nunca estuviera a la altura y le hace pensar que usted no puede recibir ayuda de Dios. La verdad es que Dios no está señalando sus defectos. Él no va a abalanzarse sobre sus errores o usted va a encontrarse con un “te lo dije.” Dios lo acepta, tan desordenado o imperfecto como usted puede pensar que es.
En la medida en que usted comienza a entender y experimentar el amor que Dios tiene por usted, se comienza a poner el enfoque en el lugar correcto. En otras palabras, deje que la Palabra de Dios y Su amor por usted definan su identidad en lugar de dejar que sus errores y defectos determinen quién usted es. Usted se centra en el hecho de que Él lo está capacitando para que siempre haga lo mejor, no desde un lugar de condenación, sino desde un lugar de amor.
Dios siempre ha querido una relación con usted. Él lo ama incondicionalmente. Usted puedes hablar con Él en cualquier momento y Él no lo juzgará. Él es un Padre amoroso que nunca lo dejará ni lo abandonará.