Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Santiago 1:2 (DHH)
Cristo en usted le da la el poder de pasar por los momentos más difíciles.
Cada uno de nosotros está en un viaje, y mientras caminamos hacia nuestro destino, por los caminos que Dios nos ha preparado con anticipación, vamos a encontrar ataques y tormentas. Jesús nos advirtió de esto cuando dijo: “En este mundo tendréis aflicciones”, pero él no nos dejó allí. También dijo: “¡Pero anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Algunas de estas tormentas pueden ser evitadas, pero otras simplemente parecen salir de la nada. Independientemente de cómo surjan estas pruebas de la vida, depende de nosotros perseverar: seguir creyendo y seguir adelante. El versículo de hoy revela cómo permanecer fuerte; debemos elegir permanecer con alegría cuando tenemos que enfrentar varias pruebas.
La alegría no es un sentimiento, aunque cuando tenemos alegría producirá sentimientos. La alegría es una opción para el creyente, y la Biblia dice que la alegría del Señor es nuestra fuerza (Salmo 28:7).
Si permitimos que la alegría se vaya, perdemos energía. Es como si en una pelea estuviéramos en el suelo sin ninguna manera de defendernos. ¡Necesitamos volver a levantarnos, tener gratitud y alegría para poder luchar!
A veces es posible que usted tenga que cavar profundamente para encontrar que esa fuerza de alegría fluya dentro de usted como creyente, pero está ahí. No es que usted esté ignorando los hechos o esté eligiendo ignorar sus problemas. Se trata de recordar que Dios está con usted y de recordar sus promesas.
Saque hoy provecho de la fuerza llamada alegría y acceda al poder de Dios. ¡Usted va a vencer!