«¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!»
Lucas 2:14 (DHH)
El favor de Dios reside en usted.
Como un creyente, usted tiene acceso a Su increíble poder, habilidad, resistencia, sabiduría y provisión. No es que usted simplemente tenga una pequeña ventaja sobre el resto del mundo. Estamos hablando del favor que hace a la gente voltear la cabeza y preguntarse, “¿Cómo hizo usted para llegar a donde está hoy?”
Si usted creció en una religión legalista, podría tener problemas con la idea del favor. Puede haber aprendido que usted necesita ganar el amor y la aceptación de Dios y entonces, la idea de que Dios le ha dado libremente todo lo que necesita le es extraña. He aquí el problema. El creer que Dios no le bendecirá a menos que usted se lo gane lleva al orgullo, porque cuando usted triunfe tenderá a atribuir por completo ese éxito a sus propios esfuerzos.
Esta actitud se resuelve en Deuteronomio 8:17-18 donde dice, “Puedes decirte a ti mismo, ‘Mi poder y la fuerza de mis manos han producido esta riqueza para mí’. Pero recuerda al Señor tu Dios porque, es él quien te da la el poder para producir riqueza, y así se confirma hoy su pacto, el cual juró a tus antepasados.” (La Biblia Nueva Versión Internacional).
Aunque el éxito requiere de esfuerzo y del desarrollo de habilidades, usted tiene que recordar quién le dio el poder para llegar hasta donde está hoy. Usted no tiene éxito porque sea mejor que todos los demás. Necesita tomar acción, sí, pero su éxito es ultimadamente, el resultado del favor de Dios.
¡Entendamos el favor que tenemos y siempre demos la gloria a Dios!