Porque en ti está la fuente de la vida y en tu luz podemos ver la luz. Salmos 36:10 (DHH)
La alegría del Señor no es esquiva. No es algo que tengamos que forzar o por lo que tengamos que luchar para mantenernos en ella. En realidad, ¡siempre está con nosotros! A veces, todo lo que necesitamos es, aprender a que brote nuevamente.
Un amigo nuestro nos contó cómo él estaba cavando un pozo cuando terminó golpeando un manantial natural, lo que resultó ser un pozo artesiano. Él no necesitaba de una bomba; el agua fresca burbujeaba fácilmente de la tierra por sí sola, por lo que la taparon y ahora disfrutan de una fuente de agua limpia y clara. Mientras me daba un recorrido por la operación, me hizo ser consciente de la alegría que tenemos en Jesús. Es como ese pozo artesiano. No puede esperar a salir a borbotones durante toda su vida, incluso en medio de circunstancias difíciles.
Recuerdo cuando mi papá partió para estar con Jesús. Prepararme para el funeral fue el peor día de mi vida; sin embargo, cuando nos reuníamos en familia y comenzábamos a recordar su singularidad, compartíamos recuerdos increíbles y reíamos. En medio de un dolor increíble, recordarlo todavía traía alegría y risas.
Mire que en medio de todo lo que sucede en su vida, Dios siempre es real y siempre está ahí. Incluso en sus días más difíciles, Su alegría sigue ahí para usted.
No se esconde ni se aleja, y usted no necesita cavar para encontrarla; está esperando dentro de usted. Mientas usted estudia Su Palabra y pasa tiempo con Él, Su alegría crece en su interior. Entonces, incluso cuando usted enfrente problemas, tendrá el poder de levantarse y vivir la vida al máximo… ¡hasta que se desborde!