Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones, para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo, manteniendo firme el mensaje de vida. Así, cuando venga Cristo, yo podré sentirme orgulloso de ustedes, sabiendo que no he corrido ni trabajado en vano. Filipenses 2:14–16 (DHH)
Cuando tenía unos 12 años, un viejo cazador en el norte de Saskatchewan me contrató para ser responsable de revisar algunas de sus trampas. Cada trampa era un poco diferente, pero todas tenían un tipo de palanca que usted podía empujar para abrirlas.
Un día una trampa para castores brincó en mi mano. Abrir esta trampa en particular requería presionar dos resortes al mismo tiempo. Con una mano atrapada en la trampa, no pude hacerlo yo mismo. Logré sacar la estaca que mantenía la trampa en su lugar y caminé hasta que encontré a alguien que pudiera ayudarme a liberarme. No fue una experiencia divertida, pero fue memorable. Cuando observo las reacciones de las personas ante ciertas situaciones, con frecuencia me acuerdo de ello.
Algunas personas parecen tener la mente puesta en lo negativo. Al igual que una trampa se cierra cuando se dispara, su mente se vuelve negativa cuando se dispara. Por ejemplo, cuando usted elogia a algunas personas, su mente cambia inmediatamente a todos sus defectos, enumerando doce cosas que podrían haber hecho mejor. Cuando usted elogia a otros, que no tienen una mentalidad negativa, ellos responden con gratitud por su halago. Ellos pueden aceptar el cumplido.
¿Está su mente atrapada en lo negativo? Practique un enfoque positivo hoy. Si le vienen a la mente pensamientos negativos sobre usted o sobre otra persona, reemplácelos con algo positivo. ¡Cuando alguien le haga un cumplido, acéptelo!