Cortó ramas verdes de álamo, almendro y castaño, y las peló para que se pudieran ver rayas blancas; luego puso las varas, ya peladas, frente a los rebaños, en el lugar donde tomaban agua. Allí era donde los machos se unían con las hembras, y como lo hacían delante de las varas, sus crías nacían rayadas, manchadas y moteadas. Génesis 30:37-39 (DHH)
La siguiente historia de Génesis 29 y 30 puede parecer extrema, pero ilustra un principio bíblico muy importante. Usted puede visualizar su futuro.
Jacob estaba enamorado de Raquel. Trabajó un total de 14 años para que su padre Labán se la concediera en matrimonio. Cuando terminaron los 14 años, Labán quería que se quedara, así que llegaron a un acuerdo. Jacob acordó cuidar a todos los animales de Labán a cambio de la propiedad de todos los animales manchados y moteados.
Algo extraño sucedió después. Jacob talló las ramas, dejando espacios en ellas y las puso en todos los abrevaderos donde se unían los animales fuertes de Labán. Cuando los animales enfermos o débiles se apareaban, él levantaba los palos. Aunque físicamente imposible, todos los animales fuertes de color sólido comenzaron a tener descendencia moteada y manchada, que Jacob tomaba como propia. Esto hizo a Jacob muy próspero mientras aumentaban sus rebaños.
Lo que Jacob imaginó, le sucedió. ¿Qué está usted imaginando para su vida? Cuando usted lee, Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta, ¿usted lo visualiza? (Lucas 06:38, DHH) ¿Puede usted imaginar lo que Romanos 8:11 (DHH) le promete? Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús vive en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales por medio del Espíritu de Dios que vive en ustedes.
¡Visualice el futuro que Dios quiere que usted tenga cuando lea Sus promesas!