De la boca al corazón a la realidad

Leon FontaineEntregate

Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. Marcos 11:24 (NKJV)

Durante los últimos días, hemos estado discutiendo cómo las promesas de Dios pueden impactar los sueños y las visiones en nuestros corazones, y cómo esos sueños pueden dar forma a nuestro futuro. Pero antes de poder beneficiarnos de este poderoso proceso, necesitamos entender la relación entre el corazón y la boca.

En nuestra cultura de hoy, las palabras a veces parecen tener poco peso, pero la realidad es que nuestras palabras son poderosas.

El último ejemplo de esta verdad se encuentra en Romanos 10:10. Si creemos en nuestros corazones que Jesús vino a salvarnos, y confesamos con nuestra boca que él es nuestro Señor y Salvador, ponemos en movimiento el milagro más profundo del planeta: el milagro de la salvación. En ese momento, experimentamos un cambio de naturaleza, nos convertimos en parte de la familia de Dios y tendremos un sitio donde pasaremos la eternidad. ¡Y todo esto sucede, gracias a que creemos en nuestros corazones y confesamos con nuestra boca!

Este es el mismo proceso que tiene lugar para recibir cualquiera de las promesas de Dios. Cuanto más reclamamos las promesas de Dios, más creemos en nuestro corazón que son nuestras. Entonces, como Jesús enseñó en Marcos 11:24, comenzamos a tener lo que declaramos.

¡Comience a reclamar sus promesas hoy! Usted podrías decir algo como esto: “Padre, gracias por guiarme en los caminos que debo tomar cada día” (Salmo 23:3). Gracias porque ningún arma forjada contra mí prosperará (Isaías 54:17), y porque los ángeles me rodean y a mi familia para protegernos (Salmo 34:7). ¡Tú eres muy bueno!”