Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13 (NKJV)
Lanzamos términos como “nacido de nuevo” y “la naturaleza de Dios” en la iglesia, pero es realmente importante que entendamos lo que significan.
Piense de esta manera, cada animal tiene una naturaleza con la que nace. Un cerdo tiene la naturaleza de un cerdo. Incluso si usted saca a ese cerdo del barro y lo lava, tan pronto como usted lo suelte, se dirige directamente al charco de barro. Esa es su naturaleza.
Los seres humanos nacen con cierta naturaleza también. Lo llamamos la naturaleza caída, porque es la naturaleza del pecado que hemos heredado de nuestro tátara tátara abuelo, Adán. Fuimos atraídos hacia el pecado por esa naturaleza, hasta que dimos nuestras vidas a Cristo.
Cuando tomamos esa decisión, Jesús dice que hemos nacido de nuevo (Juan 3:3) porque el viejo hombre con esa vieja naturaleza del pecado fallece y un nuevo hombre con una nueva naturaleza, la naturaleza de Dios, nace. Somos espiritualmente nacidos de nuevo.
Nuestra nueva naturaleza no es una naturaleza de pecado, miedo, cólera, sobrevivencia, o una naturaleza que siga tirándonos de nuevo al barro. Es una naturaleza de amor, paz y alegría, que nos lleva hacia Dios y Sus caminos. Esto no significa que detengamos instantáneamente todos nuestros malos hábitos, pero sí nos capacita para hacer lo correcto.
Deja que esa verdad lo inunde y lo llene de esperanza. En Cristo, ustedes son una nueva creación, y mientras sigan estudiando la Palabra de Dios, ¡Su naturaleza hará su camino hacia su mundo desde adentro hacia afuera!