Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios; y todo el que ama [a sus semejantes] ha sido nacido de él y viene [progresivamente] a conocer y entender a Dios [percibe y reconoce y tiene un mejor y más claro conocimiento de Él]. 1 Juan 4:7 (AMPC)
Cuanto más consciente sea usted del amor que Dios le tiene, más facultado estará usted para amar a los demás.
Primero, hablemos de la palabra amor. El griego antiguo divide la palabra “amor” en al menos cuatro palabras separadas. Está el amor de “eros” romántico. El amor platónico “storge” que se comparte entre amigos y familiares. Está el amor de dar y recibir “phileo” que se basa en las dos partes dando y recibiendo algo a cambio, y está el amor incondicional “ágape”, que es el tipo de amor que Dios tiene para nosotros.
Ser más consciente de este amor incondicional que Dios tiene por usted, es lo que lo hace más capaz de amar a la gente en su vida.
¿Cómo? Bien, usted puede ser que tenga grandes intenciones de amar a otros incondicionalmente, pero es muy fácil deslizarse en el tipo de amor que dice, “que hay aquí para mí”. Amar de la forma ágape requiere la ayuda de Dios; no podemos hacerlo sin él.
Así es como funciona. Al estudiar la Palabra de Dios para hacernos más conscientes del hecho de que Dios nos ama sin ningún compromiso, empezamos a sentirnos tan satisfechos que somos capaces de amar a los demás sin esperar siempre algo a cambio.
Cuando usted lea su Biblia, hágalo con la intención de descubrir este amor ágape que Dios tiene por usted. En la medida en que continúe construyendo esa relación, usted obtendrá el maravilloso privilegio de aprender a amar como Él ama. No es un amor que permite que otros se aprovechen de usted, sino que es el amor más fuerte y más satisfactorio de todos.