¿No se venden cinco gorriones por dos peniques? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están todos contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. Lucas 12:6-7
Ayer hablamos sobre el hecho de que la autoconfianza es muy diferente de la autoestima. Desarrollamos autoconfianza en un área de nuestras vidas cuando tenemos experiencia y un buen historial en esa área, cuando nos hemos vuelto más competentes para hacer algo. La autoestima, por otra parte, no necesita estar relacionada con nuestro desempeño en absoluto.
Muchas veces las unimos. Sentimos que si nos desempeñamos a un nivel más alto, valemos más. Pero ese es un lugar inestable para obtener autoestima. Cada vez que seamos puestos en una nueva posición, no vamos a tener confianza en esa área. Cuando nosotros obtenemos nuestro valor de Dios, siempre podemos sentirnos bien con nosotros mismos porque nuestro valor está enraizado en lo que Dios dice y no tiene nada que ver con lo que somos capaces de hacer.
Nuestro valor viene de Dios. ¡Él determina nuestro valor!
Jesús dijo que Dios nos valora tanto, que incluso conoce el número de cabellos en nuestras cabezas. ¡No necesitamos preocuparnos de nada! Él dijo: “Mira las aves del cielo; ellas no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” (Mateo 6:26).
Su valor está basado en la inalterable Palabra de Dios, la cual dice que usted es su preciada posesión (Deuteronomio 7:6), la niña de sus ojos (Salmo 17:8). ¡Usted es de valor inconmensurable para Dios!