“Él se apoya en la fuerza humana, mientras que nosotros contamos con el Señor nuestro Dios, quien nos brinda su ayuda y pelea nuestras batallas.” Y el pueblo ganó confianza al oír las palabras de Ezequías, rey de Judá. 2 Crónicas 32: 8
¿Alguna vez ha caído en el hábito de pensar que usted necesita trabajar hasta el punto del agotamiento para hacer lo que necesita hacer? ¿O usted ha hecho su mejor esfuerzo para cambiar o lograr algo sin obtener resultados?
La respuesta puede ser que usted simplemente necesita acceder a la gracia de Dios: su poder y habilidad para construir la vida que usted siempre ha deseado.
Como cristianos, es fácil alejarnos de la gracia de Dios y comenzar a confiar sólo en nuestra propia fuerza. Si no somos conscientes de esta tendencia, a menudo caemos en la situación de depender únicamente de nuestros propios esfuerzos y habilidades.
Un término que la Biblia usa para esta dependencia en uno mismo es “fuerza humana”, y está claro en el versículo de hoy que es mucho mejor darse cuenta de que Dios está con nosotros. En lugar de sentirnos abrumados y quemados, ganamos confianza en el hecho de que estamos capacitados a través de su gracia y nosotros nos superamos cuando nos damos cuenta de que tenemos acceso a más fuerza, sabiduría y poder de lo que jamás podríamos darnos cuenta.
No estoy diciendo que Dios hace todo por nosotros. Eso no es lo que es la gracia. Se trata de una asociación entre usted y Dios. Su gracia no sólo lo califica para recibir todas las promesas que él ha hecho, sino que también le da poder para creer y para hacer lo que usted necesita y así cumplir esas promesas.
Usted tiene mucho más al alcance de su mano de lo que se imagina porque usted está capacitado por la gracia de Dios para manejar cualquier cosa que venga a su vida.