No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto. Romanos 12:2 (DHH)
Como padres y abuelos, queremos ayudar a nuestras familias. Lo mejor que podemos hacer para ayudarlos es renovar nuestras mentes en la Palabra para lidiar con nuestras propias creencias erróneas. De esa manera, podemos ayudar a desarrollar un sistema (o cultura) de creencias bíblico sólido en nuestras familias, ¡uno que conduzca a los mejores resultados!
Crecí con padres que modelaron el compromiso de estudiar la Palabra de Dios. Debido a su ejemplo, desarrollé el mismo hábito diario. Aprendí a amarlo, a amar la absorción de su verdad y le permití que impregnase mi corazón.
Esto es muy importante porque nuestras creencias tienen consecuencias. Por ejemplo, si usted no cree que es peligroso jugar en la autopista, esa creencia eventualmente lo lastimará. Si usted no cree en la gravedad, esa creencia lo afectará. Usted tomará malas decisiones que lo pondrán en peligro porque usted no se da cuenta de la verdad.
Cuando se trata de desarrollar las creencias correctas, nada es mejor que estudiar la Palabra de Dios. Puede que en un principio, a usted no le guste hacer devocionales, ¡pero nunca subestime el impacto del lento crecimiento en la Palabra! Luego, ayude a su familia a desarrollar el hábito.
Una de las mejores formas de hacerlo es modelando. Si sus hijos aún están en casa, permítales que lo vean haciendo devocionales. Hábleles sobre lo que usted está aprendiendo y compártalo con pasión. Busque maneras de hacer devocionales con ellos o de recompensarlos por leer devocionales. ¡El amor por la Palabra de Dios es una cultura familiar fantástica para cultivar!